Disciplina, la definición del amor propio

Por: Brian Ramirez.

Yo creo que la mejor definición de disciplina, es amor propio.

No hay mejor forma de explicar por qué una persona pasa por un proceso de tal magnitud. Porque no se engañen, cualquier cosa que no dura más de un mes, no se le puede llamar disciplina. Más allá de eso, una vez que uno encuentra su disciplina, no vuelve a vivir de la misma forma; sus hábitos y regímenes cambian por completo, pues la disciplina le da un enfoque a toda acción que realices.

 

Es un proceso en el que te encuentras a ti mismo a través de pesares, sufrimiento, derrotas y lágrimas. Porque, tener disciplina es aceptar el hecho de que nunca podemos controlar lo que sucede a nuestro alrededor, pues no siempre las cosas saldrán como uno las planea. Y, aun así, debemos seguir adelante para llegar a nuestra meta. Puede cambiar tu horario, puede llover, granizar, relampaguear, se te puede presentar el imprevisto más grande del mundo, y si eres disciplinado, tú seguirás con tu plan de acción de la forma en la que se tenga que seguir; porque adaptarse y ser flexible, es parte de la disciplina. Cuando entiendes y aceptas que no tienes control sobre nada, mas que sobre tus propias acciones, es cuando empiezas a realizar un cambio en tu forma de pensar y la forma en la que ves al mundo.

 

La disciplina te hará darte cuenta que al final del día será fácil enfrentar las situaciones que se presentan diariamente. No obstante, enfrentar lo que sucede dentro de ti, requiere de una clase de coraje que pocos se han atrevido a buscar dentro de sí mismos. Porque levantarse una mañana sin ganas de hacer nada, sin ganas de salir de la cama, y aun así, con lágrimas en los ojos, mirarse al espejo y decirse a sí mismo: “a pesar de todo, saldré y daré todo de mí”, requiere de mucho coraje. Porque para llegar a una versión nueva de ti mismo, tienes que dejar ir tu versión de ayer; y eso no será fácil.

 

Parte de adquirir la disciplina, es tener que romper y olvidar los hábitos antiguos para poder crear nuevos, que estén enfocados a una meta en específico. Ser disciplinado es trabajar por un objetivo sin tener una recompensa inmediata; cualquier meta se alcanza con perseverancia y paciencia, no se construye un muro impotente de un día a otro, se pone un ladrillo al día, siempre de la mejor forma que se pueda poner, visualizando el gran muro, y un día, sin notarlo, ya tendrás un muro imponente como el que visualizaste.

 

Trabajar por algo, sin recibir un resultado inmediato, nos enseña a tener autocontrol de nuestras acciones y una habilidad para visualizar nuestras metas a pesar de que aún no sean tangibles. Lo que la mente piensa, la mente lo crea. Ser disciplinado no será fácil, constantemente sales de tu zona de confort y enfrentas desafíos nuevos para mantener tu disciplina, por eso siempre hay que recordar el ser amable consigo mismo y agradecer todas y cada una de las victorias que tengas en el día, por pequeñas que sean; si pudiste hacer 5 min más de cardio, ¡agradécelo y celébralo! Si ahora pudiste llegar 5 min antes al trabajo, ¡agradécelo y celébralo! Más tarde que temprano, te darás cuenta que entre más agradeces, hay más porque agradecer, y es una parte importante del proceso… Porque en los días malos, esos días que todo sale de lo planeado, hay que agradecer por tener una nueva oportunidad de crecer y de salir de nuestra zona de confort.

 

Cada que sales de una situación difícil, sin romper tu disciplina, adquieres un punto de vista diferente y te haces inmune a que esa clase de situaciones te limiten si se vuelven a presentar en tu vida.

Al principio del artículo, mencioné que la mejor forma de describir la disciplina es amor propio, porque tienes que amarte de verdad para estar dispuesto a pasar por cualquier escenario o situación con el fin de alcanzar la mejor versión de ti mismo. Tienes que apasionarte por todo lo que haces día con día y disfrutar del proceso. La disciplina te enseñará que la palabra «difícil» y «disfrutar» van de la mano más seguido de lo que uno piensa, e incluso llegarás al punto de buscar salir de tu zona de confort para seguir aprendiendo y superándote.

 

El realizar una acción repetitiva conscientemente, con un fin o propósito, sin una recompensa inmediata, disfrutando del proceso, rompe las barreras mentales y te abre los ojos a la realidad de que no tenemos límites y todo es alcanzable a través de la disciplina. Me gusta recordar la disciplina con una frase de un ícono y maestro de las artes marciales, Bruce Lee: “No le temo a la persona que sabe 10,000 tipos de patadas diferentes, le temo a la persona que practica la misma patada 10,000 veces”.

 

Brian Ramirez.

DO MORE, SACRIFICE MORE.

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