Por: Pastora Mondragón
Leer, es hoy tan necesario como hace muchos siglos, y sigue siendo sumamente interesante e importante; pero con el surgimiento del internet, las redes sociales, aplicaciones y plataformas de entretenimiento, las personas han cambiado sus hábitos, sustituyendo la lectura por muchas horas de TV, redes sociales o juegos. Esto representa un gran reto para quienes nos disponemos a leer de forma digital (en celulares, tablet o computadora) pues somos interrumpidos por notificaciones, llamadas telefónicas, anuncios, o simplemente nos da la tentación de acceder a las aplicaciones que tenemos instaladas, lo que puede causar que el foco de atención cambie. Por lo tanto, se originan problemas de concentración, causando que estemos pasando de una pestaña a otra, y por ende, dejamos nuestra lectura en pausa.
Sin embargo, no todo es negativo con las tecnologías, pues en la actualidad gozamos de los beneficios de ésta, tales como poder comprar libros en tiendas online, descargarlos de forma gratuita de la web, compartirlos en las diferentes redes sociales y comunidades permitiendo que más personas tengan acceso a bibliografía actual y acorde a sus necesidades. Además, tenemos la ventaja de poder leer desde cualquier lugar en cualquier momento, ya sea desde la computadora, tablet o el celular, y almacenar una gran cantidad de libros en la nube ahorrando espacio físico en la casa, trabajo y en las universidades. Otra de las bondades de las tecnologías son los audiolibros, los cuales tienen enormes ventajas como facilitar y hacer más accesible la lectura a personas con discapacidad visual, a personas con poco tiempo y a estudiantes con problemas de concentración, permitiéndoles disfrutar de la lectura utilizando distintos medios.
En la actualidad, se hace imprescindible no solo saber leer, sino ponerlo en práctica haciendo uso de la tecnología, puesto que la gran cantidad de información existente en internet exige ser un lector activo y crítico que pueda identificar la información correcta, lo que implica, convertirse en lector-escritor o en usuario-productor. Urge el aprovechamiento de las bondades de las tecnologías para fomentar el hábito lector tanto en profesionales como en estudiantes universitarios, buscando convertir el acto de leer en un momento placentero y gratificante, no meramente obligatorio, para volvernos amantes de la lectura e incentivar a las personas que nos rodean a leer.
«El libro es fuerza, es valor, es poder, es alimento; antorcha del pensamiento y manantial del amor”. Rubén Darío (1867-1916) – Poeta Nicaragüense
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