“Este es, sin duda, un momento interesante para la tecnología de blockchain” – James Wester, director de investigación de la corporación de datos internacional (IDC por sus siglas en inglés) para las estrategias mundiales de blockchain.
El panorama económico en el mundo cambió drásticamente después de que la OMS declarara como pandemia al brote de coronavirus COVID-19, el 11 de marzo de 2020. Muchas de las economías más firmes se encontraron al borde del colapso, empresas de servicios como Netflix y Amazon casi duplicaron sus ingresos, y el sistema financiero se vio obligado a acelerar un proceso de replanteamiento estructural para cubrir las necesidades y problemáticas que presentó la nueva realidad.
Desde hace algunos años, varios sectores económicos se han planteado y estudiado la posibilidad de una migración de los procesos de liquidación y crédito de un sistema financiero centralizado a un sistema de registro distribuido (o DLT, por sus siglas en inglés). Sin embargo, este proceso de migración se vio afectado por la situación global de cara a la pandemia. De acuerdo con James Wester, es probable que la respuesta global al COVID-19, y los problemas causados por esta respuesta, estimulen un interés e inversión adicionales en tecnología DLT y Blockchain. Prueba de ello son los recientes proyectos de inversión del sector bancario en DLT’s y otras tecnologías para cubrir las nuevas necesidades de las empresas y de las personas de forma eficiente y rentable.
Pero, ¿cómo participará el sistema DLT en la sociedad? Es probable que las nuevas tecnologías y procesos que aporte el sistema DLT no se sientan como participantes proactivos dentro de la vida de las personas, sino que, tras bambalinas, simplifiquen y automaticen los procesos de liquidación y crédito, y, a su vez, brinden una mayor protección a los datos de las personas y una mayor transparencia sobre el uso de los recursos; dos conceptos que en un sistema centralizado se vuelven extremadamente vulnerables. Otra forma en la que podrá participar la tecnología DLT, mediante el concepto de criptomonedas, es en transacciones internacionales. Al ser monedas internacionales respaldadas por las personas y no por la economía de un país, es innecesario el flujo monetario a través de un banco central. Esto significa la libertad de una persona sobre su patrimonio y una redistribución de poder económico hacia las personas.
Esta situación propone a los bancos una reestructuración parcial de sus funciones, más enfocadas a las relaciones empresariales que a la administración completa del dinero de las personas.
De forma paralela, un DLT, al ser un sistema de almacenamiento y distribución de información, se propone como una alternativa al concepto de servidores. Este nuevo método de almacenamiento permite que un bloque de información exista de forma permanente e incorruptible en una línea temporal, siempre y cuando existan personas conectadas al sistema. Esta característica también propone una alternativa a los gobiernos en la búsqueda de transparencia en la información que concierne a la población, gracias a que la misma información está disponible para todos los participantes de la red. Quedará en manos de la población el ejercer la presión necesaria para su implementación en un país.
Las aplicaciones actuales propuestas para el sistema DLT solo han sido un ejemplo de todas las posibilidades que habilita, debido a que es una tecnología relativamente nueva y poco explorada. Y si bien no está diseñada para presentarse como protagonista en la sociedad, en un futuro podría participar como el backend de todas nuestras interacciones financieras (entre otras) sin que nosotros lo percibamos. Tendremos que esperar para ver qué nos depara el futuro.
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