Por: Juan Carlos Hernández
De raíces latinas y con significado “empezar a hacer una cosa difícil”, emprender ha sido una palabra que en los últimos años se ha puesto de moda entre los millenials, Zillenials y algunas otras generaciones predecesoras. Sin embargo, más allá de la moda, muchos de los autollamados “emprendedores” de este siglo, lo han hecho por las razones incorrectas; y ahí es donde yo encuentro, querido lector, la mayoría de las causas de la mortandad en sus empresas.
Hasta 2019, el hoy extinto Instituto Nacional del Emprendedor, brindaba estadísticas fiables en el país respecto a este tema; y según aquel reporte en México, el 74% de las empresas emprendidas por jóvenes entre 25 y 34 años, cerraban antes de cumplir 2 años de operación, y de las que se mantenían, solo 10 de cada 100 logra superar el millón de pesos en ventas, mientras que solo 3 de 100 sobreviven 10 o más años.
Estos datos nos ponen a pensar en qué es lo que realmente hace que esas 3 empresas sobrevivan. ¿Será su diferenciación en el mercado? ¿O acaso será su acceso a créditos o capital? ¿Será más bien una dura disciplina financiera al principio? La realidad es que, todas estas cuestiones tienen un aspecto verídico. Sin embargo, no son las razones más importantes; la realidad es que una de las principales razones por la que las empresas y los emprendedores sobreviven en un mercado capitalista, es la RAZÓN por la que decidieron empezar.
Hoy en día, las principales causas de emprendimiento en México, según el Fondo para el Desarrollo Social (FONDESO), se distribuyen de la siguiente manera: 65% oportunidad de crecimiento, 23% necesidad de generar más ingresos, 8% quieren estar al mando, 4% disfrutar la vida. Es decir, la inmensa mayoría no emprende por una necesidad real de mercado o de la sociedad en la que vive, sino llamados desde el egoísmo del beneficio personal.
Aquí es donde se centra el principal problema. Cuando nos ponemos a revisar las compañías más grandes a nivel mundial en 2021, y leemos sus historias, la realidad es que ninguna empezó pensando en que deberían estar al mando, necesitaban dinero o simplemente querían crecer; todas las empresas que sobresalen, comienzan con la aseveración “debe haber una mejor manera de…”.
Amazon no empezó porque Jeff Bezzos quería ser millonario y viajar al espacio para vacacionar en el verano, sino porque debía haber una mejor manera de vender libros en Estados Unidos. Uber no comenzó porque Garret Camp no quería manejar, sino porque debía haber una mejor manera de pedir un taxi bajo la lluvia. Y, en mi caso particular, Bo Water no empezó porque quería ir en jeans a mi oficina, sino porque debía haber una mejor manera de emplear a mamás solteras y que los niños tengan acceso al agua potable.
A pesar de que esta pregunta debería estar en el ADN de cada emprendedor, cada vez que pregunto «¿por qué emprendiste?», es común encontrar respuestas fuera de esto. Las razones ligadas al dinero siempre vienen primero, justo después la parte de libertad y calidad de vida sumamente válidas, y al final del día, casi siempre viene el ayudar, cuando el emprendedor debería venir siempre al último, pues emprender sin ayudar no se puede comprender.
“El que no vive para servir, no sirve para vivir” es una de las frases más famosas de la Madre Teresa, y es una frase que cada emprendedor debería tener tatuada en su corazón.
No se puede comprender al emprendimiento o a las empresas sin darle un beneficio a la sociedad en la que esta se desempeña.
Por ello, querido lector, hay 3 puntos fundamentales que quiero compartirte para que tu siguiente emprendimiento realmente tenga bases correctas para no solo pasar las metas financieras y sobrevivir en el tiempo, sino para realmente cambiar la vida de la comunidad en la que te encuentres:
- Piensa global, actúa local.
- Tiene que haber una mejor manera de hacerlo en tu localidad, no tienes que cambiar el mundo al inicio, cambia tu cuadra y después tu impacto irá creciendo.
- Mercado meta para vender, mercado meta para ayudar.
- Así como tienes todo un estudio para poder atacar a las personas exactas para que te compren, haz todo un estudio para ayudar a las personas exactas que están en una situación desfavorable.
- Equipo, equipo, más equipo.
- Deja tu ego a un lado, no puedes por tu cuenta; necesitas ayuda de tus colaboradores, socios, clientes, proveedores, amigos, pareja. TODAS las personas que forman parte de tu vida son importantes para tu éxito; escúchalos, apréndeles y corrige tus errores. Muchos de los procesos que uso hoy en día fueron propuestos por mi equipo de trabajo.
En conclusión, el día de hoy quiero que te lleves algo clave. Si vas a emprender por dinero, mejor no lo hagas; si vas a emprender para mandar, mejor no lo hagas; si vas a emprender para ser “libre”, mejor no lo hagas; pero si vas a emprender para cambiar e impactar la vida de las personas de tu comunidad, seré el primero en comprarte.
Recuerda que la grandeza no se mide en dólares, sino en la cantidad de vidas que impactas de manera positiva.
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