César Hernández politólogo egresado de la Universidad de Guadalajara y socio fundador de Oppus Consultores,
Los jóvenes crecimos en medio de crisis o periodos convulsos (políticos, sociales o económicos). Tan solo en los últimos 30 años, fuimos testigos de devaluaciones monetarias, atentados terroristas, colapsos del mercado hipotecario o conflictos que arrastran cifras históricas de inseguridad, por mencionar algunos. Sin embargo, hoy enfrentamos una crisis distinta, si bien, similar a la pandemia de influenza H1N1 que vivió nuestro país en 2009, pero con una mayor incertidumbre y número de afectados a nivel internacional.
A finales de 2019, se identificó en Wuhan, China, a los primeros portadores de COVID-19, que en pocas se semanas se convirtieron en miles. En marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud, declaró a la enfermedad una pandemia mundial, pues a la fecha, se registran más de un millón de infectados en más de 200 países.
Ante ese desolador escenario: ¿cuál es el papel de los jóvenes en la crisis? Aquellos que tenemos entre los 15 y 34 años, representamos el 33% de la población en México (una cifra nunca antes registrada). Por ello, limitar nuestra intervención a cumplir a las medidas de prevención emitidas por la autoridad, sería una contradicción al papel histórico que han ejercido los jóvenes en la construcción, o en ocasiones deconstrucción, en momentos afanosos.
Los liderazgos juveniles (políticos, sociales y empresariales) serán fundamentales en un entorno incierto y con severas repercusiones económicas. En Jalisco, por ejemplo, cada día son más los jóvenes que encabezan una empresa, inician un emprendimiento, rompen estereotipos o tienen proyectos innovadores para la solución de problemáticas. Un panorama alentador, que se vería seriamente afectado sin la intervención de gobiernos (municipales, estatal y federal) para garantizar incentivos que eviten el cierre masivo de pequeñas y medianas unidades económicas (empresas). Por su parte la sociedad civil, como siempre ha ocurrido, comenzó a mostrar su apoyo. Por ejemplo, la iniciativa en redes sociales #AquíNadieTruena, que busca reactivar el consumo en restaurantes y comercios locales. Así mismo, se han creado iniciativas y mecanismos para evitar la pérdida masiva de empleos formales, el cierre de empresas y apoyo a los más vulnerables.
“Después de la tormenta viene la calma”, se dice de voz en voz, y es cierto, paulatinamente volveremos a tomar los espacios, y los jóvenes estaremos ahí para apoyar, exigir, decidir y trabajar por nuestro entorno.
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