Experimentar para aprender, o aprender para experimentar: diseña la ruta para tu crecimiento profesional

Por: Pilar Hernández Grageda

Cuando termines tu carrera, ¿ya sabes con toda seguridad qué más te gustaría seguir estudiando?

Hace pocos días, hice esta pregunta a un grupo de estudiantes universitarios, pensando de antemano que las respuestas serían muy variadas. La respuesta que tuvo más votos fue “No me lo había planteado aún, pero tal vez existen buenas opciones”, seguida de “Sí, ¡completamente!”, aunque también varias personas votaron por “Para nada, no tengo idea de lo que quiero en mi futuro”.

Me sentí identificada con su manera de responder y recordé mi propia situación al estar cursando el último año de licenciatura, hace algunos años. Si alguien me hubiera hecho esa misma pregunta, creo con toda certeza que hubiese contestado “Para nada, no tengo idea de lo que quiero en mi futuro”. Sé que me sentía así porque, en realidad, me gustaba tener en cuenta todas las posibilidades y sentía temor por descartar alguna; como cuando encuentras esos letreros en carretera que indican una ciudad hacia el Este, a 237 km. de distancia, y otra ciudad hacia el Oeste, y ambas llaman tu atención, pero sabes que ir hacia la primera te aleja de la segunda. Así que yo no estaba tan segura de cuál opción sería la indicada para tomar al terminar mi carrera, y cuál ruta debía descartar por el momento, porque en un instante todas se veían como una opción viable para mí. 

Confieso que también me cuestionaba cómo esperaban que, con aquella edad, yo eligiera con qué seguir si no me sentía todavía experta en “algo” ni me sentía con las bases para tomar una decisión referente a la continuidad de mis estudios. Entonces, por un lado, me identifico perfectamente con quienes contestaron así a la pregunta que hice.

Pero, la realidad también es que, con el paso del tiempo, y estando ahora situada a nueve años de haber concluido la licenciatura, he tenido oportunidad de prepararme más, de conocer otros temas sin prisa, y actualmente mi trabajo consiste en coordinar programas de posgrado, por lo que hoy día estoy inmersa en el mundo de la educación continua y de las personas que eligen complementar sus carreras con nuevos estudios. Además, la vida me ha llevado a diferentes circunstancias donde he podido aprovechar la oportunidad de prepararme y yo misma ser estudiante de programas de posgrado.

Así, he pasado de un lado de la encuesta con que inicié este artículo, hacia el otro lado de la misma.

Un estudio publicado por el Foro Económico Mundial, resume las habilidades que necesitan los trabajos del futuro. ¡Habilidades! No conocimientos. Son competencias que no hacen distinción entre carreras o entre industrias, pero que se desarrollan mejor al enfrentarnos a medios de formación y a experiencias profesionales retadoras. Estas nueve habilidades son: resolución de problemas complejos, persuasión y negociación, trabajo en equipo, pensamiento crítico, análisis y toma de decisiones, flexibilidad ante cambios continuos, administración del tiempo, creatividad y alfabetización tecnológica. Por lo tanto, creo que estarán de acuerdo conmigo si les digo que el desarrollo personal de estas habilidades mencionadas requiere de una actualización profesional constante.

Hoy quisiera compartir cinco consejos que me hubiera gustado recibir cuando estaba por graduarme de la carrera en relación a cómo elegir el camino para una actualización constante, y pretendo que, una vez que quien los lea haga el ejercicio de conectarlos entre sí, se conviertan en un impulso para cuestionarse si es posible considerar un siguiente paso en su formación.

 

  1. Permite a los demás conocer la mejor versión de ti. Quítate esa pena o la comodidad de pasar desapercibido/a, porque no sabes quién de las personas que te rodean y que te están viendo, al conocerte auténticamente como eres, se acordará de ti cuando exista la posibilidad de compartirte nueva información, de hacerte llegar cierta invitación a un tema de interés o de vincularte con nuevas personas que tengan intereses similares a los tuyos. Te invito a detenerte y reflexionar: ¿cuál es esa faceta tuya que quieres que los demás conozcan?
  2. Rodéate de personas sabias en el ámbito que llama tu atención. Ojo, no quiero decir que sean personas eruditas ni con grandes títulos, sino que sean personas apasionadas por el tema de tu interés. El hecho de tenerlas cerca será una inspiración constante cuando te hablen de su camino recorrido, incluso de fracasos superados, de otras personas a quienes ellas admiran y, por supuesto, serán tus mejores fuentes para pedir consejos. Pueden ser personas conocidas, con quienes tengas un acceso directo, o pueden ser personas con canales de comunicación masivos (por ejemplo, en redes sociales o en podcasts). Reflexiona: ¿ya sabes dónde están o quiénes son esos sabios/sabias en el ámbito que llama tu atención?
  3. Está permitido experimentar y luego decir: “esto no era”, ¡pero inténtalo! Solamente así sabrás si es un tema que llena tus expectativas y donde puedes, o no, superarte profesionalmente. Esto se aplica tanto para estudios nuevos como para los primeros trabajos con los que comenzamos nuestro camino profesional. Realmente hay que intentarlo para conocer cómo nos hace sentir; en el ámbito de la educación, hay cursos cortos, cursos en línea y diplomados de pocas horas que pueden servir como pruebas breves y accesibles para asomarnos a un tema que probablemente llame nuestra atención, antes de tener la certeza de que valdrá la pena comprometer el tiempo y dinero que requieren los estudios formales. Reflexiona: ¿Cuál es EL TEMA sobre el que te gustaría explorar más, para tener un mayor panorama sobre él?
  4. Es tan válido querer seguir en el mismo camino, como querer cambiar de ruta. Me refiero a lo increíble que es querer ampliar los temas que ya comenzaste a descubrir durante tu licenciatura, si has encontrado que te apasionan; pero también a lo valioso que puede llegar a ser el reconocer que, quizá, en el momento de elegir una carrera, no contabas con un panorama tan amplio como ahora, y hoy has descubierto nuevas áreas de conocimiento que deseas explorar para complementar lo que hasta ahora sabes. Reflexiona: en el punto donde te encuentras actualmente, ¿te identificas más perfeccionando un tema de tu carrera, que ya conoces, o cambiando un poco de ruta?
  5. No tenemos prisa, pero crea el hábito de “tener tiempo para aprender algo nuevo”. Es verdad, no está establecida una regla que determine que, si en cierta edad no has comenzado estudios de posgrado, te estás quedando atrás. Pero, aún si no tenemos prisa, te invito a crear el hábito de tener en tu rutina o en tu agenda semanal ese tiempo para aprender algo nuevo. Este hábito puede comenzar por cinco minutos diarios, después se convertirán en diez minutos, en media hora, y seguramente cuando tengas la oportunidad de ingresar a estudiar nuevamente de manera formal, no te será tan difícil encontrar el tiempo para compaginarlo con el resto de tus actividades. Reflexiona: ¿en qué momentos de tu semana podrías tener esos ratitos para aprender sobre los temas que te gustan?

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