Emprender con propósito

Autora: Paola Álvarez del Castillo

“Caminamos tan rápido que olvidamos por qué empezamos a caminar en un inicio”; cada vez que escucho esta frase, me recuerda demasiado a lo que muchas veces vivimos al emprender un proyecto. En el mundo de los emprendedores y negocios, como quizás sabrás ya, se suele tener esta magnifica idea de que para tener éxito, tenemos que sacrificarlo todo: desvelarnos, mal pasarnos y, casi casi, perdernos a nosotros mismos en el intento de alcanzar “el sueño”, que quizás, posteriormente quedará en segundo plano, al olvidar por qué comenzamos a crearlo inicialmente. Siempre he creído que detrás de cada proyecto, hay un propósito de vida; detrás de un propósito de vida, hay un humano; y detrás de ese humano, hay un ser espiritual. Y esta afirmación me ha llevado a encontrar la mejor manera de emprender un proyecto: de manera holística, recordando que eso somos, seres holísiticos. Pero, ¿cómo se hace eso?

 

Desde los 17 años hasta el día de hoy, he tenido la fortuna de crecer entre 2 mundos que me han apasionado inexplicablemente desde que los conocí. El primero, el mundo del emprendimiento, la productividad, los negocios y la innovación. Y por otro lado, el mundo espiritual, a través del yoga y todas las técnicas que derivan de esta práctica. Estos dos mundos podrían parecer completamente opuestos, podríamos pensar que la forma y filosofía de vida del oriente y occidente se contradicen completamente, donde uno te invita a darlo todo, ir con prisa y siempre un paso adelante, mientras el otro habla de presencia, de respiración, de observación y contemplación. Pero llegó un momento en mi vida donde descubrí que estos mundos podrían balancearse y encontré el punto perfecto en el que ambos se unen: EL PROPÓSITO.

 

En el mundo del yoga, existe algo llamado Dharma, lo cual hace referencia a un sentido de verdad, sendero o destino; es el entendimiento y comprensión de nuestro destino personal y nuestro propósito existencial.  En pocas palabras, la razón principal por la que estamos en la vida, el propósito a través del cual  nace nuestra inspiración más genuina. Todos naturalmente buscamos un sentido de vida, nuestro propósito por el cual llegamos a este mundo. Es por eso que, en el mundo del emprendimiento y desarrollo personal, también es un tema que también se contempla y que suele tocar a nuestra puerta cada día con más intensidad.

 

Sin embargo, en el mundo occidental, a lo largo del tiempo, hemos perdido el rumbo, olvidando poco a poco lo que le da sentido a nuestra vida, sustituyéndolo por objetivos más superficiales e individualistas, tales como:  consumo excesivo, trabajar insaciablemente por dinero para aumentar nuestros recursos económicos a costa de todo, tomando todos los cursos y diplomados posibles; todo esto en el intento de llenar el espacio del propósito y comunidad, pero realmente sin tener éxito.

 

La inconsciencia en la que nos encontramos el día de hoy a nivel global, manifestada como crisis económica, medioambiental y social, depresión y ansiedad individual y colectiva, marketing excesivo (y por ende, consumismo excesivo), comercio injusto, mano de obra injusta, por nombrar algunos factores, nace de la falta de acción despierta; de un millón de individuos inconscientes insaciados, buscando respuestas en el lugar equivocado, en vez de hacerse responsables de su espacio interior. Y el emprendimiento inconsciente no es más que una de estas consecuencias, cuando en realidad podría ser un acto revolucionario.

 

Como seres holísiticos, es completamente contradictorio dejarnos a un lado para “crear un negocio”, sacrificar nuestra conexión con nosotros mismos por lograr una meta. Y es aún más contradictorio darlo todo, sin saber el PARA QUÉ. Este elemento, el propósito, se ha convertido en mi motor de vida más poderoso. El elemento a través del cual han nacido mis proyectos más exitosos; he podido llegar más lejos de lo que creí que era posible y he logrado mejorar y evolucionar la vida de las personas a las que va dirigida mi proyecto. He podido inspirarme e inspirar a otros seres y crear empresas realmente humanas y holísticas. El cuestionarme mi propósito de vida y crear desde este espacio, ha dado un sentido de congruencia infinita a cada uno de mis pasos.

 

¿Y por qué el propósito te lleva a esta inspiración? ¿Qué pasa cuando te mueves desde tu propósito? Expongamos algunos de los efectos mágicos de movernos desde nuestro dharma. Mientras emprendamos desde este espacio…

 

  • Siempre estaremos aportando a nosotros, mientras aportamos a la vida de quienes nos rodean, y viceversa. Estamos conectados, así que mientras más crecemos, más podemos ayudar a qué otros crezcan también. Tendremos la certeza y fuerza necesaria para compartir la visión con las personas que colaboran en la empresa. Asímismo, sabiendo que nuestro proyecto tiene una mayor trascendencia, nuestra disciplina y compromiso será mayor.
  • Le encontraremos sentido a cada crisis, a cada contratiempo, y será más fácil encontrar soluciones creativas a los problemas. La creatividad surge de manera mucho más fluida, al venir desde una fuente superior y no solo desde la mente bajo presión.
  • Al estar conectados a un sentido de propósito, nuestras ondas cerebrales bajan a una frecuencia llamada alfa o theta, frecuencias donde conectamos con nuevas realidades y con la vibración del amor. Desde este espacio, podemos sentir compasión hacia nuestro entorno, medio ambiente, otros humanos y nosotros mismos, y crear desde este lugar.
  • Buscamos un sentido de comunidad, lo cual nos hace ser más humanos y necesitar menor objetos materiales, disminuyendo el consumismo y promoviendo el consumo responsable y armonioso.
  • Mejoramos nuestra salud física-mental. Cuando emprendemos desde el propósito, nuestro sentido de comunidad y pertenencia incrementan, así como los sentimientos de bondad. Los químicos de nuestro cuerpo, llamados “químicos de la felicidad”, tales como la oxitocina, endorfinas y dopaminas, crecen sus niveles, y por ende, la productividad y la pasión por lo que hacemos incrementa cuando unimos estos factores. La serotonina es un neurotransmisor que se desencadena cuando te sientes importante, mientras la dopamina se puede obtener cuando realiza actos de bondad hacia los demás.
  • El reconocernos como seres holísticos, como lo mencionaba al inicio, nos permite cuidar de nosotros en todas las áreas de nuestra vida, permitiéndonos darle tiempo a nuestra salud espiritual, física, mental e involucrando esta salud dentro del proyecto en el trabajamos, no solo para nosotros sino en nuestro entorno y con cada colaborador, volviéndolo un proyecto congruente y con integrantes listos para trabajar también desde un propósito superior.
  • La filosofía de una empresa, así como su cultura organizacional, son extremadamente fuertes al tener un objetivo que comparten todos los integrantes.
  • Empezamos la co-creación con el universo, aumentando nuestro sentido de confianza, y consecuentemente, permitiendo un mayor flujo de abundancia económica.

El emprendimiento tiene todo el sentido cuando lo creamos desde el propósito o dharma haciendo que el para qué sea el aspecto más importante de nuestra existencia. Todos tenemos un mismo propósito interno que se manifiesta de manera distinta en cada uno de nosotros: regresar a movernos desde el amor y la unión. Quizás para una persona sea a través de una empresa de paneles solares, para alguien más a través de una incubadora de emprendimiento, un proyecto de construcción, un coaching, una ONG o un estudio de yoga. Al final, todos tienen el potencial de ser canales para llegar a este mismo propósito y contribuir a un mundo donde podamos recordar, que más allá de emprendedores, somos seres espirituales teniendo una experiencia humana. Somos ambos siempre. La conexión nos lleva a nuestra naturaleza creadora y expansiva. Y quizás sea ésta una de las mejores cosas que podamos ser: emprendedores conscientes. Un acto de revolución en el siglo XXI que podría cambiar el rumbo del mundo como lo conocemos hoy, hacia uno mucho más consciente.

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